Una mente distraída es una mente infeliz (A Wandering Mind is an Unhappy One): Es el titular de un artículo de la Revista Science hecho por investigadores de Harvard sobre la relación entre los pensamientos y la felicidad. De acuerdo con este estudio, el 47% del tiempo, los participantes estaban pensando en algo distinto a lo que estaban haciendo. Según los investigadores, el mejor medidor de felicidad no era qué estaba haciendo la persona, sino si su mente estaba sincronizada con su acción.

Una mente distraída es una mente infeliz.

En el caso que la persona estuviera divagando mentalmente, aunque sus contenidos fueran positivos, tener la mente puesta en lo que estaba haciendo era superior a la divagación positiva en cuanto al nivel de felicidad reportado. En conclusión, la presencia (estar presente) era lo que realmente importaba

Me atrevo decir que el hecho de llevar una vida tan activa, tan acelerada y tan saturada de información hace que nuestros pensamientos también se muevan rápidamente, y como consecuencia, nos da la impresión que estén unidos. Es decir, creemos que el pensamiento es algo lineal y continuo. Sin embargo, los pensamientos son apenas fenómenos, eventos que emergen en la conciencia, “objetos mentales” que no están unidos. Entre dos pensamientos siempre hay un hueco.

Para poder experimentar ese hueco debemos deshacernos de las prisas, hacer todo a un ritmo más lento y hacer pequeñas pausas durante el día.

Práctica de Atención Plena a la Respiración

  • Empezamos la pausa inhalando profundamente por la nariz y exhalando por la boca (esto es igual a un ciclo).
  • Lo repetimos dos veces más.
  • Y enseguida comenzamos a respirar lentamente y profundamente por la nariz entre 3 a 5 minutos.

Cuando percibas que la mente divaga, como naturalmente sucederá, solamente vuelve la atención al flujo de la respiración, con amabilidad. Recuerda que la idea no es que no hayan distracciones, sino que seas capaz de darte cuenta de que te has distraído y que puedas volver tu foco a la respiración. Una y otra vez… con amor hacía ti mismo.

¿Por qué la práctica de atención plena a la respiración?

No hay otro sistema que reaccione ante lo psíquico de forma tan sensible como la respiración. La respiración tiene una relación muy directa con nuestras percepciones, nuestros estados mentales y nuestras emociones.

Al respirar lentamente y profundamente, a nivel físico, se ralentiza el ritmo cardiaco, la circulación de la sangre y se activa y armoniza el metabolismo. Al nivel psicológico, se conduce a un estado mental calmo, que genera a una comprensión objetiva, y también estabilidad emocional. Además de incrementar nuestra sensibilidad hacia los demás.

Al respirar con consciencia (es decir llevar la atención a la respiración) ocurre una toma de consciencia, se experimenta huecos entre los pensamientos, espacios vacíos. Y te das cuenta que no eres tus pensamientos… Ya no existe mis pensamientos sino fenómenos mentales.

Y termino esa newsletter con una frase que me encanta:

“Cuanto más consciente se es de la respiración, más intensa es la vida interior”.

¡Qué tengas una buena práctica!
Con amor,
Fernanda.

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